Cada lugar del mundo tiene su olor, su sabor, y sobre todo, su música. Escocia suena a gaita. Los pulmones de los músicos de Las Tierras Altas exhalan armonía. Entre las verdes montañas y colinas, el viento sopla al ritmo del Ceòl Móry y el Ceòl Beag -que en gaélico significan «música grande» y «música pequeña», y que se interpretan con la gaita escocesa-. Un instrumento con una fuerte vinculación a la cultura gaélica que te envuelve en el mundo celta.
Quiero volar. Al sureste asiático, o mejor a África, tal vez a las vastas montañas del Kurdistán iraní, allá donde pocos llegan y la hospitalidad es algo obligatorio. Podría viajar a dedo y conocer a otras gentes, no quiero ser una turista más que sólo busca la foto o, lo que es peor, el selfie. Otra opción es irme a Estados Unidos, alquilar un coche y recorrer el país de costa a costa, ¿o es demasiado típico? Maldita sea, quiero desgastar el mundo con los ojos y no sé ni por dónde empezar. Ya está, ¿cómo no la vi venir? Es mi amiga ansiedad, que me asalta cada vez que escucho a alguien hablar del viaje que le cambió la vida o de cómo, gastando poco dinero, dio tres vueltas al planeta.
Entre el bullicio de Sant Jordi y la vorágine de firmas, dos periodistas de viajes encontraron tiempo para atendernos. Javier Reverte y Xavier Aldekoa dan unos buenos consejos a los periodistas de viajes, haremos bien en seguirlos.
Ya pasaron de moda. Casi no se los ve. Suelen ser de madera o plástico y están compuestos por dos pequeños discos con una ranura en el centro, alrededor de la cual se enrolla un cordón. La gracia está en anudar el dedo medio de nuestra mano hábil haciendo subir y bajar esta suerte de alfajor no comestible. A partir de allí las combinaciones y trucos son infinitas. Así como actualmente los niños se pasan horas frente a las pantallas de sus variados artefactos tecnológicos, hace no tanto tiempo nuestros viejos lo hacían con el yo-yo. Este juguete requiere destreza. Y parece haber vuelto, no literalmente, sino de manera simbólica como explicación gráfica de una teoría. De una doctrina en la cual el ego siempre puede más: el síndrome del yo-yo.